miércoles, 21 de noviembre de 2007

Capítulo V


El Chivato
Hoy voy a hablaros de una expecie cada vez más extendida y que podría formar parte del grupo de parásito de nuestra sociedad. No tiene amigos, vida, personalidad. En efecto ese es el chivato, un individuo que se caracteriza por estar siempre pendiente a los demás, para poder así contárselo a sus superiores para obtener un beneficio y de camino hacerle la pelota para su satisfacción.

Ya desde muy pequeños, estos seres van adquiriendo una conducta de lo más peculiar. No hay más que recordar cuando en el colegio el profesor salía de la clase para hacer fotocopias. Allí empezaba una guerra de bolas de papel entre los alumnos, sillas en el suelo, gritos, pintadas en la pizarra con la cara del profesor, escapadas de clase..... Lo típico de esa edad. Y cuando ven al profesor subiendo las escaleras con las fotocopias, empiezan la “operación disimulo” en la que todos se sientan en su sitio como si no hubiera pasado nada. Pero el profesor, veterano en su profesión, se percata de lo que había acontecido en el aula: “¿quien ha hecho esto? ¡Como no salga el que ha sido os quedais todos castigados en el recreo!”. Ahí empieza a actuar nuestro personaje, que sin más, dice los culpables de las pintadas en la pizarra y de las sillas en el suelo. ¿qué ha ganado el chivato con esto? Pues no lo sé, a lo mejor muchos enemigos, una colleja a la salida.....

Y ya en las empresas suelen tener la misma conducta. Cuando el jefe viene de desayunar, el chivato dice: -señor jefe fulanito ha estado con el messenger en vez de estar haciendo los presupuesto anuales, y añade: - no es por meterme en los trabajos de los demás, pero los presupuestos hay que tenerlos hecho para la semana que viene.

Esto quiere decir que los chivatos llevan en sus genes un pequeño pelota, otro parásito de gran envergadura con el que hay que tener mucha precaución. Esto hace que el chivato se convierta en la mano derecha de su jefe y lo que eso conlleva: un ascenso en pocos días.

Con esto quiero decir que el chivarse es una de las peores actividades que se le pueden hacer a un ser humano, porque por mucho que tengan las espaldas bien cubiertas, el antichivato estará ahí para mediros en cuanto os despisteis.

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